La solución al problema del narcotráfico y la violencia en México ya está fuera del alcance del presidente Felipe Calderón Hinojosa. A 5 años de haber iniciado su periodo presidencial y la guerra contra los gerentes del narcotráfico no ha logrado más que matar a algunos de ellos y apresado a otros, cosa que no cambia en nada el organigrama de esa gigantesca industria.
Creo que a estas alturas Calderón debería estar pensando en dejar un terreno legal, jurídico que pueda fomentar un debilitamiento de ese negocio que no vive de sus capos, sino de sus consumidores.
Me parece que Felipe Calderón no ha reparado en que el origen del narcotráfico (tráfico de narcóticos, por si ya se nos olvidó qué significa esto), y la cultura que ya existe a su alrededor, es el producto que oferta y que ese no va a desaparecer.
La educación del consumidor no es un fomento al consumo de droga, es más, tampoco es fomento al consumo responsable. Es un cambio de prioridades en los ciudadanos mexicanos, pues todos somos potenciales consumidores de droga. El consumidor, de la misma forma que la droga, siempre va a existir.
En lo que debería haber puesto atención es en educar a los mexicanos para que supieran decidir entre consumir o no, entre sumarse o no al organigrama de la industria ilegal del tráfico de narcóticos, y en poner candados económicos para que la industria se autodestruyera, de la misma forma en la que se está debilitando el Estado mexicano: desde sus bases, sus ciudadanos, pues tanto el Estado como el Narcotráfico están conformados por personas, en su mayoría mexicanos (si hablamos del problema interno).
Luego del diálogo entre Calderón, el poeta Javier Sicilia y otros representantes ciudadanos y gubernamentales, quedan claras algunas cosas:
El problema del narcotráfico no tiene solución unilateral, no se puede terminar con balas, pero tampoco dejar que los capos sigan secuestrando a gente que ni la debe ni la teme.
Que la sociedad ya está muy dolida con la situación de inseguridad: 40 mil muertos incluyendo a “narcos” dejan heridas sociales muy profundas.
Y una que me parece algo triste: que Calderón seguirá apostando por la militarización en una dinámica de “no nos dejaremos, si ellos tienen armas, nosotros tendremos más”. Y esta última situación es la más crítica, pues al final de cuentas es una guerra que sólo apoya él y su equipo, quienes dejarán de estar en funciones en poco más de un año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario